viernes, 13 de abril de 2012

Una célula madre es una célula que tiene la capacidad de autorrenovarse mediante divisiones mitóticas o bien de continuar la vía de diferenciación para la que está programada y, por lo tanto, producir células de uno o más tejidos maduros, funcionales y plenamente diferenciados en función de su grado de multipotencialidad. La mayoría de científicos en todo el mundo justifican la utilización de este preciosísimo material biológico de los embriones sobrantes congelados, alegando que podrían servir como valiosa herramienta terapéutica para la biorremediación mediante regeneración celular y así poder curar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, traumas, infartos de miocardio, diabetes y muchas otras actualmente crónicas e incurables. Sin embargo, la sociedad se pregunta: ¿por qué un debate tan específico ha cobrado una magnitud tan amplia y a veces limítrofe con lo supersticioso, alejada de cualquier argumentación mínimamente científica?, ¿por qué se sigue investigando con células madre embrionarias cuando ya se ha demostrado que las adultas no generan la destrucción de un embrión?

miércoles, 11 de abril de 2012

DEBATE Y DILEMA ÉTICO

La diferencia entre ellas es sustancial, pues para obtener células madre embrionarias es necesario “producir” un embrión humano por medio de la clonación, con el único fin de que sirva como materia prima para transplantar tejido celular, el cual una vez “usado”, se deshecha. Por otro lado, las células madre adultas se pueden obtener del cordón umbilical, o de la médula ósea, o de la placenta. Se puede ver a simple vista que la investigación con células madre adultas no crea problemas éticos puesto que no se “crea” artificialmente un ser humano por clonaciónLa investigación con células madre adultas va dando ya sus pasos, y ha permitido mejorar las condiciones de vida de enfermos con infarto de miocardio o de diabetes. La investigación con células madre embrionarias, además de ser más cara y tener muchas dificultades técnicas, crea grandes problemas éticos, por lo que está prohibida en la mayoría de los países. Lo malo del debate científico es que pronto se envenena con propaganda política. La lucha por parecer progresista ha llevado a algunos grupos políticos o gobiernos a apuntarse precipitadamente el tanto de ser los primeros en legalizar y financiar la mal llamada “clonación terapéutica” (¿puede ser “terapéutico” crear un ser humano clonado para luego destruirlo?) y la investigación con embriones. Además, se manipula a los enfermos con la baza emotiva del “¿cómo podéis negarme una cura?”, cuando la “cura” a partir de la clonación todavía no existe. Sin embargo, en el debate político y mediático no se menciona la investigación con células madre adultas. Es de esperar que en el futuro el interés político no esté por encima del interés científico y ético.